Espacio seguro en terapia para personas del colectivo LGTBIAQ+
Una de las cosas más importantes en un proceso terapéutico es que ese espacio sea totalmente seguro para personas del colectivo LGTBIAQ+. Que sea tu espacio y de nadie más, y que lo que lo que expreses y lo que trabajes sea acogido, cuidado y acompañado con todo el amor del mundo.
Esta confianza y sensación de hogar en terapia te la puede dar cualquier buen terapeuta. (Pequeño recordatorio de que si no lo sientes así, es buen momento o para comentarlo directamente con tu psico o decidir buscar a otra persona con la que sí puedas tener esa sensación).
¿Y qué tiene de diferente pertenecer al colectivo LGTBIAQ+ a la hora de elegir terapeuta? Si al final cualquier persona bien formada y con el corazón grande puede generar esta sensación tan necesaria… ¿Es importante que busque algo específico?
La respuesta, desde luego, está en ti. Nadie va a saber mejor que tú lo que necesitas y lo que te hace sentir bien. Teniendo esto en cuenta, yo me he dado cuenta de que una de las características que generan que te puedas sentir realmente en casa cuando inicias un proceso de autoconocimiento es que sientas que la persona que te está escuchando pueda comprenderte lo máximo posible.
Por suerte, las psicólogas estamos bien formadas y entrenadas en comprender tus emociones sean las que sean, por muy raras o retorcidas que puedan parecer, pero es verdad que no todo el mundo comprende todos los contextos, como es normal.
Otros ejemplos que se me vienen a la cabeza que podrían preferir buscar algo más concreto cuando quieren empezar terapia son los scouts o personas con fuertes experiencias religiosas. Si una persona lleva toda la vida en un grupo scout, donde las dinámicas son muy significativas y específicas y una gran parte de su identidad y su proceso vital ha estado relacionado con este grupo, es posible que agradezca que su terapeuta comprenda a qué se está refiriendo cuando hable de ciertas experiencias sin tener que dedicar tiempo extra a explicarse. Lo mismo podría suceder con, por ejemplo, un sacerdote.
Sería fácil comprender que prefiera que su terapeuta tenga ciertos conocimientos espirituales, si esta va a ser una parte importante del proceso que comparta. Volviendo al colectivo LGTBIAQ+ ocurre un poco lo mismo.
Por supuesto, toda terapeuta puede estar abierta a aprender, a estudiar, a formarse y a tratar de generar el espacio más seguro para ti. Pero también qué gustito llegar a un sitio donde te pregunten tus pronombres, donde no se cuestione tu orientación o tu identidad, donde no se te hagan otra vez tantas preguntas sobre lo que tú ya tienes claro y todo el colectivo LGTBIAQ+.
Que el proceso y el trabajo personal pueda ir en la dirección que tú quieras mientras se te llama por tu nombre, y no el que te pusieron al nacer y con el que no te identificas. Un lugar en el que tu identidad, tu orientación o tu expresión de género tengan solo el espacio y el peso que tú quieras y necesites darle.
Por otro lado, me surge lo injusto que es que este blog a día de hoy siga siendo algo publicable. Que por desgracia no sea lo más común llegar a terapia y que tengas a quien tengas delante va a comprender tu experiencia, porque lo que a día de hoy es “lo normativo” ha dejado de serlo. Y que por supuesto no te cuestione o te juzgue por ser del colectivo LGTBIAQ+.
Ojalá llegue el día
Ojalá llegue el día, y ojalá más pronto que tarde, en el que no haya que salir del armario porque no haya armarios.
Ojalá deje de darse por hecho la heterosexualidad y el binarismo de géneros.
Ojalá la asexualidad deje de verse como un problema o una enfermedad.
Ojalá desparezcan de los manuales diagnósticos todas las condiciones de identidad de género que nada tienen que ver con lo diagnosticable.
Ojalá la intersexualidad deje de ser un secreto o un tabú.
Ojalá ninguna familia haga sentir menos queride a su hije por no entenderle. Ojalá nadie tuviera que ir a terapia por ser bisexual, por ser lesbiana, por ser trans, por ser asexual… y lo que eso le ha hecho sufrir en la vida al colectivo LGTBIAQ+.
Se acabaron las terapias de conversión para las personas del colectivo LGTBIAQ+, porque quien tiene que transformase es la sociedad lgtbifóbica. Son las familias que no aceptan, las escuelas donde no se escucha y donde no se defiende, los trabajos donde no se contrata, los espacios donde no se permite la adopción, las terapias donde se cuestiona…
Así que, efectivamente, ojalá pertenecer al colectivo LGTBIAQ+ no significara tener que buscar une terapeuta que vaya a tener la información necesaria… Lo bueno es que cada vez somos más quienes nos preocupamos de que sientas tu terapia como esa casita reconfortante y calentita.
Donde toda tú, todo tú, tode tú, está bien. Donde no hay juicio, solo mirada amorosa para trabajar y transformar lo que tú necesites. Para poder llegar juntes a que te sientas conectade contigo misme y con tu mundo.
¿Pertences al colectivo LGTBIAQ+ y buscas ir a terapia en un entorno seguro?
En KARUNA Psicología te sentirás seguro, ven a vernos y solicita tu cita ya.