Skip to main content

¿Autoestima o autocompasión? de la comparación a la amabilidad hacía ti mismo.

Cuanta veces no habremos escuchado que tenemos que tener la autoestima alta, o que tu problema es que no tienes autoestima, o que la tienes baja… Actualmente se utiliza la autoestima casi como de un termómetro que pudiera medir el nivel de felicidad que alguien tiene, o casi peor, como un logro. Tus psicólogos en Madrid te dan las claves

¿Que es la autoestima?

La autoestima, según la define el diccionario de la real academia de la lengua, es la valoración generalmente positiva de sí mismo. Si tomásemos literalmente la definición, viene a decir algo así como apreciar el valor que uno tiene. Hasta aquí, nada nos haría sospechar de que la autoestima encierra una trampa en sí misma.

Cuando nos referimos en nuestro día a día a este término, sin querer estamos añadiendo un extra, este extra es la comparación con otros. Se anima a las personas a tener una alta autoestima, esto es, una mirada positiva del valor de uno mismo, el problema viene cuando esta mirada surge de la comparación con los otros.

Y es que normalmente para valorar algo, lo comparamos, cayendo así en la trampa de no apreciarnos tal y como somos, sino de apreciar solo las cualidades positivas que tenemos. Esto puede llevarnos a vivir caminando sobre una línea muy fina, ya que en algún momento, la vida nos llevará a dejar de ser tan rápidos corriendo, o tan fuertes en el gimnasio, o tan guapos, o con la piel tan firme, o incluso y esto es lo que más miedo nos da, menos inteligentes, con menos memoria o incluso menos hábiles mentalmente. Y es que, en la vida, todo es impermanente.

Así que, si un día vemos a alguien que es más guapo, listo, trabajador, ágil o cualquier otra cosa que nosotros, acabaremos por despeñarnos al otro lado de la línea y acabaremos con la autoestima por los suelos.

Por no decir que, dado el ingente número de personas que existen en el planeta, siempre habrá alguien que sea mejor que tú en todos y cada uno de los aspectos que valoras como positivos. Y esto es porque la autoestima, generalmente, nos da una visión “positiva” de nosotros mismos pero siempre condicionada a las cualidades que tenemos.

Al final acabamos, sin darnos cuenta, concediéndonos algo así como un amor condicionado. Dependiente de la comparación con los otros y siempre cambiante, porque habrá días que no puedas levantar tanto peso como el día anterior, o no puedas correr más rápido, o estés más espeso… en definitiva, trabajar para aumentar la autoestima, puede acabar convirtiéndose en una trampa de la cual es complicado salir.

quererte autocompasion autoestima

El cambio a la autocompasión

Por todo esto, llevo ya unos años cambiando de rumbo, e invitando a todas las personas con las que trabajo a cambiar su termómetro de la autoestima, por un concepto más amplio y menos condicionado, la autocompasión.

Cuando me refiero a autocompasión, no quiero referirme a una especie de lástima hacia uno mismo, o a un conformismo pasivo, “total, es lo que hay”. Ni tampoco a sumirse en un estado de mediocridad en la cual todo vale, “pobrecito yo”. Sino todo lo contrario.

Al referirme a la autocompasión, me estoy queriendo referir a un estado interno de amor incondicional hacia uno mismo, cambie lo que cambie dentro de nosotros. Es una amabilidad cálida que nace desde lo más profundo de nosotros y que nos calma, nos tranquiliza y nos acompaña en los momentos más difíciles.

¿Como afrontar la autocompasión?

Es transformar ese “monstruo” interno que siempre te dice lo que está mal en ti, que te compara o te asusta, por un amigo amable u fiel, que te va a querer, aunque las cosas se tuerzan o aunque la líes mucho. Es algo así como lo que siente una madre por su hijo, que le querrá incondicionalmente pase lo que paso, lo que no quita que, si el hijo hace algo mal, la madre estará ahí para indicárselo.

Soy consciente que algunos de vosotros quizás no habéis tenido progenitores muy amables y amorosos, así que tómese la referencia tratando de imaginar una madre que ha superado sus propios asuntos y puede amar indicionalmente

Quiero también advertir, que la compasión no es solo amor, blandura o permisividad “todo vale” o “todo está bien”. Eso no es autocompasión sino autoindulgencia. La compasión también puede ser fuerte, fiera. Me refiero aquí a lo que Kristin Neff  llama compasión fiera o compasión Yan. Que es una fuerza interna que te empuja a realizar las cosas que más te cuesta, que te motiva, que te protege y te defiende ante aquellos que te dañan. Es ese guerrero interno que transforma la fuerza del amor en ánimo, fuerza o defensa.

Consejos para quererte un poco más

Esta es, pues, mi propuesta, dejemos a un lado los termómetros comparativos y demos un paso hacia el amor hacia uno mismo. Conviértete en tu mejor amigo y atrévete a quererte incondicionalmente, ayúdate con amabilidad a conseguir tus metas y no te machaques si no llegas.

Estate ahí contigo cuando alguien de dañe y date cuenta de que protegerte y defenderte no solo es un gesto de amor hacia tí, sino que también es increíblemente necesario para estar bien contigo mismo.

A ti lector que sigues aun leyendo estas líneas, te deseo que puedas quererte con libertad y encuentres en esa amabilidad interna la fortaleza para seguir adelante en tu vida con alegría en el corazón. Y si aun intentándolo, se hace muy cuesta arriba, siempre puedes pedir a un psicólogo que te acompañe y te enseñe a transformar tu forma de tratarte a ti mismo.