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Diferencia entre Mindfulness y Mindfailness, os damos las claves

Seguro que alguna vez has escuchado la palabra mindfulness o el término atención plena. Incluso puede que lo hayas practicado ya sea en alguna clase de yoga, en algún curso o incluso con algún vídeo de YouTube.

Y es que eso de estar atentos o presentes se ha puesto muy de moda. Se escuchan ya términos como mindful eating, paseo mindful, momento mindful, ejercitarse de manera mindful, conversación mindful… podría seguir así un buen rato.

Este término cada vez es más popular y es por esto por lo que no puedo dejar pasar la oportunidad como experta en este tema, para contarte un poco más sobre que es de verdad el mindfulness y los problemas que puede traer cuando debido a una mala interpretación acabamos haciendo mind “fail” ness.

Origen del a palabra mindfulness

El término mindfulness viene de una traducción al inglés de la palabra Sati (en lengua Pali). Sati quiere decir algo así como traer tu mente al momento presente, volviendo una y otra vez al aquí y ahora.  Para saber realmente que es mindfulness, tenemos que remontarnos hasta el año 500 a.C. aproximadamente.

Cuando un hombre llamado Siddartha Gautama se empezó a preguntar sobre la naturaleza del sufrimiento humano. Siddartha, quien hoy conocemos como el Buda, fue un hombre que vivió rodeado de placeres durante buena parte de su vida.

Este hombre un día empezó a darse cuenta de que por más placeres que pudiera tener, siempre había algo incompleto dentro del él. Así que un buen día, decidió dejar todos esos placeres atrás y emprendió la búsqueda de la verdadera felicidad.

Esto puede parecer un poco lejano, pero quien de nosotros no se ha preguntado alguna vez porqué sufrimos, qué sentido tiene la vida y porque nuestra mente nos pone continuamente la zancadilla cuando queremos ser realmente felices y son pocos y efímeros los momentos de verdadera felicidad.

Pues bien, cómo iba contando, Siddhartha se marchó de su casa, dejó todo atrás y comenzó un viaje hacia dentro de sí mismo. Recorrió varios y diferentes caminos hasta encontrarse a sí mismo; se unió a unos señores que vivían sin nada en el bosque y que habían renunciado a absolutamente todo en su vida (era unos ascetas).

Ni comían, ni bebían, no se movían apenas, ni siquiera hablaban más que unas pocas palabras muy de vez en cuando. Así pues, nuestro amigo Siddhartha probó esta forma de vida para encontrar realmente la liberación del sufrimiento. Hasta que un día se dio cuenta de que estaba dañando su cuerpo al someterle a una vida tan dura; A penas dormía, ya que se pasaba el día entero meditando, llegó a comer solo un grano de arroz al día y bebía solo las gotas de lluvia que caían en su boca.

Fue en ese momento cuando descubrió que quizás el camino medio podría ser una alternativa más amable y que le llevaría más lejos. Así que, resumiendo mucho, Siddhartha buscó un sitio amable debajo de un árbol y se puso a “meditar”. Si, sí, eso es, se puso a practicar mindfulness. Decidió quedarse quieto y tranquilo, ni muy tenso ni muy relajado, sentado ahí con su mente durante días.

Se propuso conocer su propia mente, observar cómo funcionaba para así aprender a liberarla. Así que, a muy grandes rasgos, esto es lo que quiere decir practicar mindfulness, estarte ahí tranquilo un ratito con tu mente.

Sin aferrarte a los pensamientos o emociones que pasan delante de ti ni tampoco intentar esquivarlos; simplemente estar ahí. Y lo que le pasó a nuestro amigo, después de practicar y practicar durante mucho tiempo, fue que descubrió la verdadera naturaleza de su mente. Una mente amable, abierta, despierta, brillante…

Una mente que ya no sufría, porque había descubierto que si te intentas aferrar a algo o lo intentas evitar esto acaba por generar mucho sufrimiento. Descubrió que meditando puedes descubrir cómo hacer para que tu mente no necesite vivir aferrándose a cosas o intentando evitarlas. Es decir, vivir fluyendo en el aquí y el ahora.

Después de algunos años, se empezaron a juntar personas que querían practicar estas enseñanzas y así fue como se originó el Budismo que es de donde vienen todas las diversas prácticas que hoy conocemos de mindfulness.

Quizás te estés preguntando para que te he contado toda esta historia. Pues bien, te la he contado porque hoy en día, debido a la expansión de estas prácticas por el mundo occidental, muchas veces se entiende mal que es meditar. Seguro que alguna vez has escuchado que meditar es dejar la mente en blanco, o desconectar, o relajarse o peor aún, ¡sirve para dejar de sentir cosas desagradables! Y nada más lejos de la realidad.

Meditar para conocerte mejor

Meditar no es ni de lejos dejar la mente en blanco, sino más bien todo lo contrario. Meditar es, como he explicado más arriba, sentarte contigo mismo, sentarte con tu mente y conocerla. Meditar es aprender a dirigir tu atención a donde quieras tenerla. Meditar es estar ahí con lo que quiera que surja, ya sean pensamientos, emociones, sensaciones… sin intentar agarrarte a ellos y sumergirte en un bucle de pensamientos, ni tratar de evitarlos, para “tener la mente en blanco”.

Meditar es simplemente observar lo que está pasando y no dejarte arrastrar por la corriente de pensamientos. Es traer una y otra vez tu atención al aquí y al ahora.

Mindfulness es ponerte frente a frente con tus pensamientos y emociones, conocerlas, ser conscientes de como se manifiestan en tu mente, de que pasa contigo cuando vienen y que pasa si te quedas ahí mirándolas sin reaccionar, sin seguirlas ni evitarlas.

Puedes meditar justo en el momento que estas sintiendo un enrome enfado y percibir como este enfado viene, te informa de cosas importantes para ti y si te das lo que necesitas, el enfado de va. Practicar mindfulness es estar contigo, es darte cuenta de que eres ese observador que puede ver lo que ocurre en tu mente sin ser afectado o arrastrado por ella.

Repito; mindfulness no es; dejar de sentir, intentar no pensar o dejar de percibir. Sino observar con cierta distancia (tampoco mucha) que es eso que está pasando ahora en ti. No es ver tus pensamientos como si fueran un río que pasa. Sino darte cuenta de que tu estas en medio de ese río, es más que tú eres ese río que está en calma incluso cuando se mueve el agua.

Como psicóloga, animo a mis pacientes a que practiquen algunas técnicas de Mindfulness, con la intención de que cada vez sean más conscientes de lo que sienten y lo que piensan. Te asombrará saber que somos conscientes, con suerte, del 50% de todos los pensamientos que tenemos a diario, ni que decir tienen de cuan poco conscientes somos de nuestras emociones.

Y sí, quizás después de mucho practicar, un día te des cuenta de que puede abrirse un espacio maravilloso lleno de calma y claridad entre pensamiento y pensamiento. Y ahí, será el momento en el que tu mente empezará a recoger los frutos de lo practicado. Pero este no es el objetivo último de meditar. Meditar, en última instancia, es liberar a tu mente de sus tendencias habituales de aferrarse y rechazar. O lo que es lo mismo, es buscar un camino para dejar de sufrir.

Por favor, si vas a practicar mindfulness, no trates de parar tus pensamientos o tus emociones. Esto puede hacerte mucho daño, ya que dejarás de saber que está pasando dentro de ti. Practica mindfulness como un camino hacia tu propio autodescubrimiento y hacia tu propia felicidad.

¡Ah! Y antes de terminar, querría avisarte; puede que medites y termines más “fastidiado” de lo que empezaste, puede que te relajes, puede que te duermas, puede que te frustres, que te entristezcas… ¡pero recuerda! Todo esto es también tu mente, así que no trates de tener una “buena práctica” ya que no hay prácticas buenas o malas, y no se debe juzgar una práctica por lo relajado que te quedas después (que sí, que alguna vez te vas a quedar muy tranquilo y relajado después).

Y tampoco es una “mala” práctica si no has podido “parar de pensar”. Toda práctica es buena, porque te acerca un poco más darte cuenta que es tu mente. Porque te acerca un poco más a tu esencia innatamente buena.

Desde KarunaPsicología podemos enseñarte todo lo que necesites sobre mindfulness, nuestros psicólogos en Madrid podrán ayudarte a meditar y sentirte mejor, ven y consulta nuestros talleres y cursos de mindfulness